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Para llegar la humanidad al desarrollo en que
actualmente se encuentra en la transmisión de la cultura y el
conocimiento, se inició un proceso de transformación a partir
de la producción de los más elementales medios de expresión e
instrumentos, pasando por los primeros inventos, hasta llegar
a los grandes logros científicos con sus extraordinarias aplicaciones
tecnológicas y a las diversas formas de transmitir el conocimiento.
De la creación de la vida y
del hombre no
se puede hablar a ciencia cierta, pues sólo existen posturas
para teorizar acerca de los orígenes de ambos, mientras que de
las creaciones que ha generado el hombre mismo, se puede decir
mucho más, ya sea como inventos o transformaciones que llevaron
a la humanidad, primero, hacia la civilización y, después, al
desarrollo inimaginable de la actualidad en una gran porción
del mundo.
La Real Academia Española (RAE) define creación, de manera general,
como la acción y el efecto de crear, en el sentido de establecer,
instituir y nombrar. También quiere decir que se trata de
una “obra de ingenio, de arte o artesanía muy laboriosa, o que
revela una gran inventiva”.
Relacionado con el Mundo, hay otro significado de creación que
la RAE define como el “acto de criar o sacar Dios algo de la
nada”. En este sentido, vale la pena señalar la creencia religiosa
de que en un acto de producir algo de la nada, Dios creó cielos
y tierra, que sigue siendo una postura adoptada por una gran
cantidad de creyentes, sentada en el primer libro, Génesis, del
Antiguo Testamento, en contraposición a la visión científica,
cuyas posturas están conformadas como teorías, a las que se apega
también una inmensa porción de la población del Mundo.
El concepto creación tiene diversas acepciones. Todas tienen
como común denominador la idea de origen, pero es la creación
de un autor la que nos ocupa, para entender por qué se crea una
publicación y el significado de los derechos moral y patrimonial
que le corresponden, como elementos de la propiedad intelectual.
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